Este año me planteé como
propósito retomar mi hábito de escritura, por lo que al ver la propuesta
de Stiby y Katty acerca del Origireto,
supe que tenía que inscribirme.
Digamos que tenía bastante sin ponerme en la labor, por lo que
este relato no está escrito de la mejor forma, pero espero poder ir mejorando
con el tiempo.
EL BOTIJO MALDITO
Un
grupo de estudiantes se encuentra en el museo gracias a las exigencias de su
escuela. Todos escuchan aburridos las palabras de la guía y asienten para que
esta piense que les escucha, digamos que su presencia allí se debe igualmente a
la cantidad de puntos prometidos por los profesores.
La
guía se detiene frente a un botijo que capta la atención de los estudiantes, se
encuentra resguardado en vidrio templado y justo como los demás, está hecho a
partir de barro cocido; sin embargo, a pesar de este, y de notarse bastante deteriorado por los años,
transmite un color verdoso inquietante, como si este le otorgase luz propia.
La
guía del museo empieza a explicar el origen de aquellos botijos, el cual se dio
en la cultura argárica y era usado principalmente para la refrigeración del
agua almacenada a partir de la evaporación; sin embargo, luego de un tiempo, su
uso se extendió a otras civilizaciones las cuales lo usaron con el fin de
preparar brebajes que podrían otorgarle a los humanos ciertos poderes
sobrenaturales usando la luz del sol como energía principal.
Los
chicos se detienen a contemplar con todo
detalle aquel botijo que tanto capta su atención, y algunos se acercan a leer
la descripción del mismo, sin entender por qué aquel objeto tan común les causa
tanta curiosidad.
Al
verlos tan interesados en todo cuanto dice, la guía decide contarles aquella
historia que se ha venido transmitiendo de generación en generación acerca de
aquel objeto peculiar.
Se
dice que un joven, el último de doce hermanos, recurrió a una vieja mujer que
se autoproclamaba bruja con el fin de tener algo especial que fuese solo suyo,
ya que sus hermanos eran dueños de todo cuanto le rodeaba. Hace poco había
escuchado la historia de un hombre a quien ella había preparado uno de estos
brebajes en particular y ahora era alguien que ejercía gran poder dentro de
aquella población, y en cuyo nombre esculpieron una estatua de piedra, así que
su ambición le hizo visitarla.
-¿Cuál
es el propósito de su visita?- preguntó la vieja mujer adentrándole en su
morada.
-He
escuchado algunas cosas sobre usted-contestó el joven, algo nervioso dada la
situación.
-Las
personas suelen hablar demasiadas cosas ¿Podría usted ir al punto?- dijo esta
vez la mujer acariciando a su gato con sus largas uñas. El joven se encogió en
su asiento.
-He
escuchado que usted puede hacer de un hombre común, alguien respetable-
contestó el joven cabizbajo ahora que tenía toda la atención de aquella mujer
intimidante.
-Por
supuesto, eso no depende completamente de mí-dijo la mujer acercándose al
muchacho.- ¿Tienes algo para ofrecerme?-preguntó esta vez extendiendo su
descuidada mano hacia el joven, quien, tembloroso, no había traído nada más que
su motivación de convertirse en el ser más respetado por sus padres y hermanos.
-Mujer-continuó
cabizbajo- aún soy joven y no tengo fortuna, todo está ya destinado a mis
hermanos mayores- respondió con miedo-pero puedo ofrecerle mi trabajo a cambio
de un sorbo de aquello que les ha preparado a estos hombres poderosos- ofreció
el joven aun sin poder mirar a aquella vieja mujer a los ojos, sentía que si
mantenía contacto visual con ella podría convertirse en piedra.
-¿Cómo
te atreves a acercarte a mi morada sin ofrecer nada más que tu mediocre trabajo?-exclamó
esta, tomándole del brazo para arrastrarle fuera de su hogar.- ¡Estos jóvenes
no tienen respeto alguno! ¡Espero y no regreses a menos que traigas algo para
mí!- dijo antes de hacerle atravesar la puerta para dejarle fuera de casa.
El
chico solo pudo sentarse a llorar en la arena, a tan solo unos pasos de la casa
de aquella mujer. Creía que por primera vez lograría conseguir lo que sentía
que merecía.
-¿Le
ha hecho marchar?- preguntó una voz dulce acercándose, el joven levantó la
cabeza y vio a una mujer hermosa de pie frente a él, por lo que de inmediato se
sintió avergonzado de que éste se encontrase llorando durante su primer
encuentro. El joven asintió para contestarle.
-A
veces la tía puede salir de sus casillas fácilmente ¿Hay algo en lo que pueda
colaborarle?-preguntó la mujer atenta a cualquier cosa que este pudiese
contestarle.
-No
lo creo, tan solo venía a probar algo de aquellos brebajes que tan famosos son-
respondió con tímida voz.
-Siento
no poder colaborarle con ello, caballero- la joven hizo una reverencia y se
adentró en casa. El joven se levantó y se fue.
Pasaron
algunos días en los que el caballero se acercaba continuamente a casa de
aquella vieja bruja, pero ahora con una nueva intención. Tenía por misión
conquistar el corazón de la hermosa mujer que había iniciado conversación con
él durante aquella tarde. Esta, que tampoco le era indiferente, le proponía
verse todos los días al amanecer en aquella vieja fuente del pueblo. Luego de
algunos meses en los que compartieron confidencias, la joven decidió ayudar a
su amado con el principal propósito que le había llevado a visitar su hogar,
para lo cual tendría que robar aquel viejo botijo en el que su tía preparaba los
más poderosos brebajes que ayudaban a los hombres a convertirse en respetables
dentro de su pueblo.
-Creo
poder colaborarle- dijo aquella joven durante uno de sus encuentros, el joven
quedó perplejo, hacía ya un tiempo que había abandonado su propósito, así que
le permitió continuar.- Para ello le voy a pedir que se acerque a la fuente
durante el amanecer, así el sol, al renovarse, puede darnos de su más pura
energía- el joven, que no entendía mucho acerca de energías o brebajes, solo
prometió reunirse en el lugar propuesto por su amada.
Tal
como le dijo la joven, así hizo.
Justo
a la hora del amanecer, se encontrarían en el lugar acordado. Esta trajo el
botijo que se había tomado el trabajo de robar a su tía, y él, todo cuanto ella
le había pedido para que el conjuro funcionase. Cuando cada cosa estuvo en su
lugar, la joven comenzó a hablar en un idioma que el chico estaba completamente
seguro de no haber escuchado en ningún otro sitio, gracias a lo que se asustó
un poco, debido a que el lugar se tornó pesado de repente.
-¿Cómo
te atreves a traicionarme de esta manera?-preguntó una voz conocida por ambos
mientras se acercaba, interrumpiendo el conjuro realizado por la joven.-Por
cuanto a ti, muchacho ¿Acaso no fui lo suficiente clara? ¿No te bastó con todo
cuanto te dije al echarte a patadas de mi casa? Y tú, mi sobrina, la niña que
adopté y le enseñé todo cuanto sé ¿No te bastó con haberme robado? ¿Ahora
también ayudas a aquel que se burló de mí? Gracias a que ambos escogieron
desobedecerme, beberán de ese botijo, el cual maldigo a partir de hoy, y todo
aquel que le tocare deberá morir. En cuanto a ustedes, serán siempre
perseguidos, y ni un segundo de paz les será concedido. Vendrán males en la
tierra, y estos se darán por su culpa, gracias a lo que serán asesinados a mano
de espada para devolver la estabilidad al mundo.
Los
estudiantes observan con asombro a la guía, jamás habrían imaginado que un
objeto tan común como aquel tuviese una historia tan fascinante. Cada uno de
ellos quedó con demasiadas preguntas dado el final de la historia; sin embargo,
nadie se atrevió a musitar palabra, ya que miraban con asombro aquel objeto.
-Se
dice que quien asesinó a la pareja conocía la maldición a la perfección, y aun
así, decidió conservar este botijo bien resguardado en sus aposentos, hasta que
llegó a este preciso lugar- culminó la guía, bastante contenta de haber captado
la atención de los estudiantes al finalizar el recorrido.
Los
estudiantes se marcharon en esa misma tarde, desconociendo el verdadero final
de la historia, y sin poder figurarse el por qué en realidad los males en la
tierra sólo estaban comenzando.
Objetivo: Centrar la historia en un botijo maldito. 01.
Objetos: Estatua de piedra y espada.